Eventos
Buen comienzo de año para
el señor Barroso, pues comienza con un merecido periodo de descanso que se
añade al que ya ha disfrutado durante largo tiempo. Desde estas páginas
virtuales os desea que sea un próspero año y que os podáis gastar el dinero que
ganéis en contratar su espectáculo.
El Gran
Libro de Autoayuda del Señor Barroso.
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Los hermanos Collyer
Seguramente no tendrás ni puta idea de quienes fueron los hermanos Collyer, y te estarás preguntando porque escribo sobre
ellos en esta sección si tienen que ser personajes famosos. Bien, en primer
lugar jamás he dicho que tuvieran que ser famosos en esta época, y si escribo
sobre ellos es porque los he encontrado en internet y se adaptan como anillo al
dedo a mis enseñanzas del capítulo anterior (y si no ya haré yo que se adapten).
Aprovecho para dar un consejo a todos los que están leyendo este libro, si
tienes una teoría o haces una afirmación que necesita ser corroborada por un
ejemplo práctico, no dejes de buscarlo, seguro que existe, no importa que por
ese ejemplo que ratifica nuestra teoría haya cien o mil que la contradicen, no
nos vamos a echar atrás por eso, tenemos que defender nuestras ideas a capa y
espada, además contamos con la ventaja de que, la mayoría de la gente no
buscará esos cien o mil casos para contradecirnos, y se contentarán, como
mucho, con contrastar el que nosotros proponemos.
Homer y Langley Collier fueron dos hermanos estadounidenses que
se hicieron famosos por su carácter excéntrico y el acaparamiento compulsivo de
objetos desechados.
Nacieron y vivieron en Nueva
York desde finales del siglo XIX hasta 1847. Hijos de una familia
acomodada que hundía sus raíces en los primitivos colonos ingleses que llegaron
a las costas del este de los Estados Unidos que todavía no eran los Estados
Unidos. Recibieron una sólida formación universitaria (siempre me he preguntado
por qué se emplea esta expresión, ¿acaso hay una formación líquida?), que no
les sirvió de nada, pues no se les conoció ocupación alguna mientras vivieron debido
a que las rentas que heredaron les permitieron vivir sin apuros económicos
durante el resto de sus vidas, ¡dichosos ellos!
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