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Supongo que lo habéis
pasado tan mal como yo estos dos días a la espera de la publicación de una
nueva página del Gran libro de autoayuda, pues para mí lo mismo que para
vosotros es impensable organizar mi vida sin la guía que supone esta exquisita
obra del pensamiento. Sólo ha sido un leve retraso debido a las múltiples
ocupaciones del señor Barroso. ¡Podemos respirar aliviados!
El Gran
Libro de Autoayuda del Señor Barroso.
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Terapias alternativas
¿Cómo elegir un profesor que
satisfaga nuestras expectativas?
Hemos de ser tremendamente
cautos en este punto, no tengamos ninguna prisa e investiguemos profundamente
el currículum de todos los aspirantes, la avidez por comenzar ha sido causa que
un gran número de practicantes no encuentren paz para su psique a través de los
chakras. La persona idónea para nuestras necesidades es aquella que ha hecho un
cursillo de quince días con otro profesor, que también había hecho un cursillo
de quince días, y, feliz como una amapola, se ha puesto a dar clases como un
yogui experimentado; otra faceta suya importante es que, aun teniendo más
traumas que nosotros, cree que puede ayudarnos a superar los nuestros.
Este experimentado
profesional conseguirá provocarnos en pocas clases un desgarro muscular, y, con
suerte, una hernia discal, con lo que tendremos un problema real con el que
distraernos y un individuo sobre el que descargar nuestra ira.
Homeopatía
La homeopatía la inventó
Samuel Hahnemann entre los siglos XVIII y XIX a partir de un viejo principio de
la medicina Simili similibus curantor, o sea que las sustancias que
producen un conjunto de síntomas en una persona sana pueden curar estos
síntomas en una persona enferma en dosis bajas, (un caso práctico sería el
siguiente: tengo gota que me produce hinchazón en el dedo gordo del pie, un
buen pisotón me produce los mismos síntomas ergo un pequeño pisotón me puede
curar la gota) pero ya que algunas sustancias
son tóxicas y como las iba a probar él, se decidió por la disolución en
agua en una proporción de 1 a
10, que seguidamente volvía a disolver en una proporción de 1 a 10 y así hasta 10, 20 o 30
veces, esto en homeopatía se escribe 10D, 20D … 30D o 10X, 20X .. 30X. Una
dilución 30D es el inverso de un potencia de 10 o sea 1:1 seguido de 30 ceros
más, por lo que si utilizamos el número de Avogadro[1] para
obtener el número de moléculas de principio activo que hay disuelto obtenemos que para ingerir una
sola molécula de éste tendríamos que bebernos aproximadamente 30.000 litros de la disolución. Que esto no nos
asuste en la búsqueda de la salud, lo único que hemos de considerar es como
utilizar correctamente esta asombrosa medicina.
Cómprate diez mil frasquitos,
rellénalos con agua de la fuente más cercana (para qué gastar agua del grifo
que pagamos de nuestro bolsillo), pégales una etiqueta con el nombre más
extraño que puedas imaginar, Natrum Muriatium sirve perfectamente, y escribe al lado un número igual o mayor a 20C , cómo a partir de 9X se
considera que ya no hay ni una molécula del pretendido remedio, utilizando una
potencia de cien nos curamos en salud[2]; consigue
un listado de tiendas de medicina alternativa y véndeselos a precios
estratosféricos. No se te ocurra ahorrar y reutilizar frasquitos de
medicamentos, ¡pueden quedar residuos de lo que contenía y curar a alguien de
verdad!
[1]
Si no sabes calcular las moléculas de una sustancia en un volumen dado deberás
confiar en mi palabra ciegamente, pero yo no lo haría.
[2]
No podía haber elegido una frase más adecuada